26 abr 2007

Qué Diario. 30 de junio de 2006

Carta de medianoche II
Hola!
Hoy pensé que tenía que contarte las diferencias entre mis dos barrios: en el que vivo ahora, y en el que voy a vivir.
El barrio en que estoy es muy bonito. Impersonal, pero bonito y bien comunicado. Con impersonal me refiero a que la gente va tan de prisa por todos sitios que no tiene tiempo de mirar al de al lado. Es que tiene muchas oficinas, y tiendas y cosas de esas. Pero no son tiendas de barrio, son tiendas "importantes"
Las calles son anchas, y por casi todos sitios hay algún arbolito (pobres, no sé muy bien como pueden seguir viviendo) e ¡incluso! en algún sitio hasta hay un poco de parque verde.
Tiene muchos autobuses, y metro, y si tienes prisa, hasta bastante taxi (alguna cosa buena tenía que tener lo de las muchas oficinas). Cuando necesitas algo de comprar, pues tienes un montón de sitios, pero como dije antes, no son de esas tiendas en que te conoce el tendero y sabe qué tipo de cosas quieres.
Eso sólo pasa en el mercado. No está al lado de mi casa, pero lo tengo cerca, y ahí sí. Ahí te conocen todos, y te recomiendan lo que tienes que llevar, según tus gustos. Nunca lo había pensado, pero me gusta ir al mercado con mi madre, y hablar con la gente, y que te cuenten si esta o aquella fruta es mejor por tal o cual motivo.
Pero lo que domina son las prisas.
Llevo un par de días que, por la mañana, me llevo una sorpresa. Como voy andando a la oficina, paso por un trozo de esos que te digo que son verdes. Y claro está, tienen que regarlos todos los días un poquito. Pero en ese trozo en concreto, además de regar el parque, riegan la acera.
El primer día me enfadé, tengo que reconocerlo ¡es que por una vez en mi vida iba vestida completamente de blanco! pero luego me paré a pensar. ¿Y por qué riegan la acera, no estábamos en sequía? Luego me dí cuenta, que no sé como no se me ocurrió antes. ¡Riegan la acera para que tenga aceritos, y así los peatones tengamos más sitio para andar!
La verdad es que eso es un detallazo. Me emociono y todo al pensarlo.
Hoy no voy a hablarte de mi barrio nuevo, me lo reservaré para mañana, aunque me muero por contarte... no. Seré fuerte. Mañana te lo contaré, aunque posiblemente no sea a medianoche...
Un saludico

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