Bueno pues...
... estos días no he escrito, (que conste que he pensado casi todas las noches, que no estaba escribiendo) por que hemos vuelto al hospital.
Sólo han sido la tarde del sábado y la mañana del lunes, y aún no estoy muy repuesta de la paliza que supone pasar 6 o 7 horas en la puerta de Urgencias, en la calle, por que dentro no se puede estar.
Que digo yo, ¿Por qué cansa tanto estar ahí? Por que si fueras el enfermo pues bueno: te miran, te pinchan, que si una prueba, otra, el pulso, la tensión, repetimos pruebas, y ahora ¿cómo va? etc, etc... pero ¿Yo? ¿Que estoy sentada en la puerta? No lo entiendo. El caso es que, ahora mismo, me siento como si me hubiera pasado una apisonadora por encima. Y eso que el lunes sólo fueron 4 horas, nada más, y que no íbamos con la urgencia del corazón... Un cognazo, oiga.
El caso, es que yo quería aprovechar, y dar las gracias.
Sí. Quiero dar las gracias a todo el personal del Hospital. A los dos "médicos favoritos" de la familia, por cómo me cuidan a los abuelos, y a la doctora, que va a conseguir estar la tercera en el ránking. A las enfermeras, por ser tan cariñosas, profesionales y pacientes con todos ellos (y por acordarse de las cosas que les cuentan).
Al chico que está en recepción, que no pone malas caras (o por lo menos yo no le he visto) a las de la cafetería, que digo yo que no es fácil poner buena cara en un sitio como ese (no todo el mundo baja con un ¡buenos días! a tomar un café).
No me limito sólo a la gente de urgencias, claro. Las enfermeras de planta son un encanto también, y hay que ver cómo miran a los güelos y cómo les hablan.
Por todo ello, he decidido, que si alguna vez me pasa algo, quiero ir a ese hospital, al hospital de San Rafael.
He dicho.
Un saludico a totus
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