La Coctelera. 13 de agosto de 2005

Injusticia

Aún no sé qué título poner hoy. Estoy un poquito bloqueada.

El jueves ingresamos a mi abuelo en el hospital otra vez. Digo otra vez, por que este invierno ya le hemos ingresado unas cinco veces, si no he perdido la cuenta.

El pobre las pasa canutas, por que le dan anginas de pecho, y es complicado volverle a ajustar la medicación. De hecho los médicos están desesperados: cada vez que vamos al hospital (siempre vamos al mismo) nos dicen igual... otro más y no sale. Y él, venga a darle infartos y anginas de pecho, y ale, "pa lante"

En el fondo me da mucha rabia. Una de las últimas veces decía la criatura a mi abuela: "Coño, que difícil es morirse". Le duele mucho todo al pobre.

Y el caso es que me da mucha rabia, por que no me parece justo. Ha sido siempre un "gran hombre", si nos ajustamos a los tópicos y los cánones.

Como mucha gente, ha luchado por los suyos, trabajado en tres sitios, para sacar adelante a sus tres hijos, y darles de todo. Y cuando los tiene criados y casados, sus hijas vuelven a casa, cada una con un hijo (yo primero, y mi primo pequeño después) y cada una en su momento, y se puede jubilar de criar criaturas, a los sesenta años conmigo, y a los setenta, se ponen, los dos, a criar de nuevo. Yo volví a casa con cuatro años (que digo yo, que a los sesenta, criar a una cría de cuatro años es una faena) y mi primo nació en casa.

Y después de todo eso, de pelear con nosotros, de confiar, de ser nuestro padre, de conseguir que ninguno de los dos echáramos de menos la figura paterna, después de tanto bien, tiene una agonía de años. No me parece justo.

La primera que la superó bien, pues bueno. Las últimas están siendo tan duras, que sinceramente, y aunque suene muy fuerte, casi preferiría que no superara una de las crisis, que le diera una tan fuerte, que no le doliera más.

En fin. Creo que he encontrado un título. Me voy al hospital.

Un beso